Era nuestro cuarto Le Mans*, aunque viendo la ilusión con la que viajábamos en el SEAT Altea de alquiler podía parecer que era nuestro primer año. El viernes salimos de Zaragoza a las seis y media de la mañana con el objetivo de llegar a tiempo a Le Mans para poder presenciar el Drivers Parade, un pasacalle que se celebra por el centro de la ciudad. En él desfilan los coches más espectaculares de cada marca, charangas para animar el ambiente y por supuesto los pilotos, que van en coches descapotados saludando al público y tirando regalos como si fueran los Reyes Magos.
Llegamos a las cuatro y media de la tarde a Le Mans. Se respiraba el ambiente festivo; gente por todas partes, superdeportivos circulando por las calles y escaparates decorados con motivos Racing. Le Mans, una ciudad de lo más tranquila se había transformado como cada año para albergar su mítica carrera. El pasacalle es un gran espectáculo, algo realmente cercano y diferente en el que los pilotos disfrutan tanto como los espectadores. Gritamos el nombre de los pilotos españoles: Lucas Ordóñez sonrió al vernos y nos tiró un puñado de banderetas de Nissan al igual que Antonio García que siempre atento nos saludó. Los daneses que son mayoría enloquecieron cuando pasaron Tom Kristensen y Jan Magnussen, los dos grandes ídolos de un país que adora las carreras. Después de terminar el desfile volvimos a Tours para dormir, había que estar frescos para afrontar los dos días siguientes.
Al día siguiente llegamos al circuito sobre las nueve de la mañana. Parece increíble que en un evento que reúne a 250.000 espectadores no haya atasco, la explicación es que casi todo el mundo que va a la carrera lleva ya varios días instalado en los campings del circuito. Vimos terminar el Warm Up y nos acomodamos delante de los boxes de Audi. Leyendo la guía que edita el club Arnage para seguir la carrera, esperamos el comienzo de la carrera de clásicos que se celebraba a las diez. Allí nos reunimos con otros aficionados españoles que conocemos de las carreras, la recta de meta estaba cada vez más llena a pesar de la lluvia intermitente. Las carreras de Clásicos y la FerrariChallenge fueron una gran forma de amenizar la espera antes del comienzo de la carrera.
Pronto comenzó la formación de la parrilla y los himnos, mientras disfrutábamos del aperitivo en compañía de unos aficionados franceses que se animaron a probar nuestro vermú. Nosotros por supuesto también probamos su Pastis y su paté de pato casero. Una de las cosas que más me gusta de Le Mans es el ambiente. Todo el mundo viene a disfrutar de un día de carreras en compañía de los amigos o de la familia, sin fanatismo alguno por ningún equipo o piloto como pasa en la F1. Por eso el ambiente es genial e inigualable.
En un momento, los coches ya estaban en la vuelta de calentamiento y toda la gente estaba en pie. Nervios, expectación... la salida es un torrente de emociones. Ver a los coches pasar a toda velocidad por la recta de meta es uno de los grandes momentos de las 24 horas. Los Audi copaban los primeros puestos en la parrilla, pero una lluvia fina propició el agresivo ataque de losToyota de Lapierre y Davidson que adelantaron a McNish y Di Grassi. Audi mantuvo la calma ¡pero no los espectadores! La grada vibraba de emoción y se alegraba con cada maniobra de los Toyota ¡Había carrera!
En la tercera vuelta el accidente del Aston Martin de Allan Simonsen en Tertre Rouge hizo que apareciera el primer Safety Car. El golpe era fuerte y el guardarrail estaba roto por lo que había Safety Car para un buen rato. Tras el relanzamiento de la carrera, Audi recuperó posiciones y la carrera comenzó a estabilizarse. En LMP2 el coche de Ordóñez pese a salir retrasado fué recuperando posiciones vuelta a vuelta, pero en GTPro pronto vimos que el Corvette de García no estaría en la lucha por la carrera por ritmo.
Sin embargo, la lucha de los Porsche y de los Aston Martin comenzaba a coger forma. Decidimos cambiar de sitio y fuimos a Tertre Rouge para seguir la carrera. Allí nos enteramos de la fatal noticia del fallecimiento de Simonsen, todo un palo que nos hizo recordar que el Motor Sport es un deporte de riesgo. Estas cosas siempre te pillan por sorpresa y son duras de comprender. Pensamos que tal vez Aston Martín se retiraría pero pasaban las vueltas y los coches británicos seguían en pista. Sinceramente aplaudo la decisión de Aston Martin de ir a por la carrera, ganar sería el mejor homenaje al piloto danés.
Después de disfrutar un buen rato de tan sensacional curva, nos fuimos a cenar con nuestros amigos al camping donde tenían la autocaravana. Tras montar en dos trenecitos que nos acercaron un poco más a uno de los campings del circuito y de caminar un rato llegamos a nuestro destino. Es increíble ver la gran cantidad de gente que hay acampada en el circuito, es una ciudad en toda regla poblada en su mayoría por daneses, ingleses y franceses. Cada grupo tiene montado su chiringuito, y muchos llevan allí durmiendo desde el martes. Pasar una semana en ese camping debe ser toda una experiencia que algún día tendré que disfrutar.
Ya de noche, volvimos al parking de Heronniere donde estaba nuestro coche para dejar las neveras y las sillas, con el objetivo de dar una vuelta nocturna sin peso en las espaldas. Por el oscuro camino de ida al parking nos encontramos con cientos de personas caminando y con bicicleta, yendo de un lado para otro como nosotros con sus linternas. Una vez llegamos al circuito de nuevo fuimos a ver un rato la carrera desde la grada de la Maison Blanche. Sí, aunque tengas la entrada general más barata, por la noche abren para todo el mundo las gradas que tienen un suplemento de pago.
Para mí la Maison Blanche es uno de los mejores sitios donde ver la carrera. Los coches vienen a toda velocidad de las curvas Porsche teniendo que frenar fuerte para afrontar dos curvas a izquierdas que dan a la recta principal. Es increíble ver la velocidad con la que pasan esta sección y la agresividad con la que "cortan" la curva de entrada a meta los prototipos y los GT. Por aquel entonces ya nos habíamos enterado de los problemas del Audi número 1 que había perdido varias vueltas y del Audi número 3 que al parecer había pinchado y rodaba en cuarta posición detrás de los Toyota. La categoría GTPro continuaba interesantísima con el Aston Martin 99 en primera posición seguido de los dos Porsche de Manthey. Continuamos nuestro viaje hasta la curva Dunlop, no sin antes pasar a dar un vistazo a las innumerables tiendas que hay en el circuito. Merchandising, libros, maquetas de todo tipo... las tiendas son el paraíso de los coleccionistas, un lugar donde podrías pasar horas y horas mirando y curioseando.
Llegamos a Dunlop, sin duda un gran lugar donde ver la carrera de noche. Es espectacular ver la velocidad con la que llegan a esta chicane, los discos en rojo cuando frenan en ella y sobre todo la precisión con la que se realizan los doblajes en este punto. Le Mans es adelantar, adelantar y adelantar. No hay una vuelta limpia, siempre encuentras tráfico y los tiempos por vuelta sólo salen si eres agresivo con los doblajes. El Audi 1 era magnífico de ver en esta curva, con todo perdido el trío campeón de la edición pasada compuesto por Lotterer / Fassler / Tréluyer era el más rápido vuelta tras vuelta. Kristensen / McNish / Duval eran los líderes de la prueba seguido de los Toyota a una y dos vueltas. La carrera continuaba apretadísima en LMP2 y GTPro, con los líderes rodando en la misma vuelta después de más de 10 horas.
Si te duermes sentado en la grada Dunlop en unas 24 horas de Le Mans y con el ruido ensordecedor de los Corvette, es que tienes mucho sueño. El cansancio pasaba factura y decidimos volver al coche para dormir unas horas. Puede que dormir en un coche no sea muy cómodo ¡pero no me negareis que tenía unas bonitas vistas desde dentro!
Nos despertamos unas pocas horas más tarde con la luz entrando por el parabrisas e inmediatamente pusimos radio Le Mans para escuchar la carrera. Podíamos oír como rodaban los coches juntos debido al Safety Car. La carrera continuaba prácticamente igual, pero como siempre la noche ayudada por la lluvia se había cobrado sus víctimas en LMP2. Desayunamos y fuimos al circuito sobre las siete de la mañana, nos habíamos perdido el amanecer pero a cambio estábamos despejados y con unas ganas infinitas de continuar viendo la carrera. Comentamos cuanto nos había decepcionado AF Corse, pensábamos que eran los favoritos para ganar la carrera y sin embargo estaban luchando con los Corvette, rodando muy por detrás de Aston Martin y Porsche. Tras estar un rato en la recta principal, fuimos al interior del circuito que es donde las marcas ponen sus tiendas oficiales.
Desde allí podíamos ver los espectaculares Motorhome que lucen Audi y Toyota. Invierten mucho dinero en Le Mans y eso se nota, y la publicidad que hacen es inmejorable al pelear con dos tecnologías distintas. Audi con el motor diesel híbrido con tracción a las cuatro ruedas, y Toyota con su híbrido de gasolina tracción trasera. Mientras estábamos allí el speaker se puso gritar como loco: ¡El líder de la GTPro había tenido un accidente! El Aston Martin número 99 de Makowiecki estrelló en Hunadieres dejando al Porsche de Dumas /Lietz / Lieb en el liderato. Otro golpe de teatro, la carrera estaba movida y aunque queríamos ir a ver el magnífico museo que hay en el circuito volvimos al coche para coger comida y sentarnos a ver la carrera hasta el final.
Teníamos prisa, pero no por ello nos íbamos a perder nuestro habitual rápido paseo por el parking viendo coches. Estoy convencido de que Le Mans es la carrera con el mejor parking del mundo. Lotus, Lambos, Corvettes, Ferraris, Aston Martin, Porsche... ¡toda una locura!
Todo parecía decidido en la categoría reina, pero como ya sabemos en Le Mans nunca te puedes fiar. Puedes perder varias vueltas, pero eso no significa que lo tengas todo perdido, tienes que seguir empujando, tienes que esperar tu oportunidad. Un Safety Car puede hacerte perder o ganar varios minutos en la carrera, y en esta edición hubo muchísimos. La suerte te puede dar la carrera pero sólo si te la has buscado. En el cielo nos nubarrones amenazaban con dar un final de carrera emocionante. Sentados en la curva Dunlop, tan pronto teníamos frío, como calor, y con el paraguas preparado en todo momento.
A falta de menos de una hora comenzó a llover fuertemente sobre algunas partes del circuito. El Aston Martin 97 se puso a la estela del Porsche 92, después de 23 horas los dos primeros GT se estaban jugando la carrera en la pista. Parecía imposible que el coche alemán parase al británico, pero entonces sucedió el último golpe de teatro. Salidas de pista en Hunadieres, trompos en Mulsanne... la lluvia estaba reventando la carrera. Entonces se vio en las pantallas como el Toyota de Lapierre perdía el control y se estrellaba contra las barreras ¡Safety Car!
El Audi 3 de Gene confirmaba su tercera posición tras el accidente del francés. Alucinamos cuando vimos que los Porsche se habían puesto primero y segundo con el SC, el Aston Martin había parado dejando en bandeja de plata el doblete a los alemanes. En una vuelta estas apunto de ganar la carrera y a la siguiente estás en tercera posición, sin haber cometido error alguno. Así es Le Mans, dulce y cruel a partes iguales.
Pasados unos minutos la gente comenzó a gritar y a aplaudir. ¡Lapierre había sacado su coche de debajo de las barreras y había vuelto a la pista! Tras una reparación en los boxes, los excelentes mecánicos de Toyota devolvieron el coche a la pista. Algo increíble que le permitió finalizar la carrera en cuarta posición. Al igual que increíble fue el pilotaje de Tom Kristensen en las últimas vueltas, ritmo constante sin errores, sin caer en las trampas de Le Mans. El danés cruzó la línea de meta como ganador y la grada se vació en aplausos hacia todos los pilotos.
Nosotros nos apresuramos a acudir a las puertas que dan acceso a la pista para poder presenciar el podio desde un lugar privilegiado. Miles de aficionados corrían por la recta principal haciendo fotos y cogiendo recuerdos para llevarse a casa. Una bandera de Dinamarca en honor a Simonsen ondeaba a media hasta en el podio. La ceremonia no pudo ser más emotiva con las palabras Kristensen hacia su compatriota y el silencio y los aplausos fueron el mejor homenaje a Allan Simonsen. El trío compuesto por Kristensen / McNish/ Duval subió a lo más alto del podio, seguido del Toyota 8 de Buemi / Sarrazin / Davidson y del Audi 3 de Di Grassi / Jarvis/ Gene. Una pena que los otros dos españoles se quedaran a las puertas del podio, ambos en cuarta posición de su categoría.
Después del podio, nos dimos un paseo por el circuito apurando los minutos dentro del circuito. Le Mans 2013 ya era historia, una gran historia que contar.
* La narración de este texto pertenece a Daniel Gavin Pinos, redactor deF1alDía más conocido por muchos como "El Comisario" y trascrito por Fernando Sancho Gadea.
Fernando Sancho - @KamikazeSancho
FUENTE http://www.motoryracing.com
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