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viernes, 16 de diciembre de 2011

Homenaje a Oscar Alfredo Gálvez El Aguilucho, uno de los íconos del automovilismo argentino,






El Aguilucho, uno de los íconos del automovilismo argentino, tiene su propio lugar en el Museo en el cual se puede recordar su exitosa campaña deportiva. Allí se exhiben sus trofeos, fotografías, objetos personales y dos de sus autos. 
La Empanada de 1934 y una de sus cupecitas lucen impecables en un rincón en el que, por momentos, parece escucharse la particular risa de Oscar.
El 17 de agosto de 1913, en el barrio porteño de Caballito, el matrimonio conformado por Matilde y Marcelino Gálvez recibieron a su tercer hijo varón, Oscar Alfredo. En vano siguieron buscando una hija mujer, ya que la familia se agrandó aún más con la llegada de Juan y Roberto, los que se sumaron a los más grandes, Marcelino Luis y Alejandro.

Como solía suceder en esas épocas, el hermano mayor salió a trabajar ni bien tuvo el físico como para hacerlo, y pronto se convirtió en tornero. Como su taller progresó, Oscar decidió ayudarlo ni bien cumplió 10 años, y poco a poco se fue familiarizando con máquinas y herramientas hasta convertirse en mecánico de oficio.

En 1934, Tito (a la postre apodado El Aguilucho) y su hermano Juan compraron con esfuerzo su primer auto, un viejo Ford T que guardaron en el galpón de la casa de un vecino para que su padre (quien se oponía a que sus hijos compitieran en carreras) no lo viera.



Sin embargo la pasión fue demasiado fuerte y pronto los hermanos montaron su propio taller; y en 1937 -un mes antes de cumplir 24- Oscar decidió inscribirse en una competencia después de ver el anuncio en un diario. El auto escogido fue una cupé Ford 35, la cual contó con la preparación de Juan, y lució el número 58.
Si bien no consiguió llegar a destino (la carrera unía Buenos Aires con Santa Fe) a causa de un vuelco, el debutante fue sexto en la primera etapa y no pasó desapercibido por su velocidad.

El 5 de agosto de ese mismo año, Tito debutó en el Turismo Carretera, y aunque tardó diez años en lograr su primer título se convirtió en ídolo mucho antes, merced a su audaz estilo de manejo y a su carisma.
Entre sus logros, El Aguilucho cuenta con el de ser el primero en vencer a los pilotos europeos en la Fórmula 1, cuando el el 6 de febrero de 1949 -al mando de un Alfa Romeo 3.800cc- se impuso en el circuito porteño de Palermo. De visitante tampoco le fue mal: en el Viejo Continente, Oscar venció en nueve oportunidades.
Siempre vinculado a Ford, en su palmarés figuran cinco campeonatos de TC (1947, 1948, 1953, 1954 y 1961), seis subcampeonatos (1939, 1949, 1956, 1957, 1958 y 1960) y seis Grandes Premios (1939 -dos veces-, 1947, 1954, 1960 y 1961). Disputó 177 competencias con 49 triunfos, 43 de ellos en el TC, donde además de conducir con destreza demostró sus dotes de mecánico a la hora de reparar su máquina a la vera del camino para seguir en carrera.

El 16 de diciembre de 1989, algunos meses después de que el Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires fuera bautizado con su nombre, Oscar Alfredo Gálvez falleció a los 76 años, y pasó a ocupar un lugar entre las leyendas, junto a su hermano Juan (ganador de nueve títulos de TC) y a su rival y amigo Juan Manuel Fangio (quíntuple campeón mundial de F-1).

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