La 15 se reunió con Rossi después de los insultos y pusieron paños fríos. Ahora está todo tranquilo

Firmaron un tratado de paz...

La tirantez entre Matías Rossi y la hinchada de Chevrolet tras el entuerto de San Luis parecía de difícil recomposición. La celebración del de Del Viso tras su triunfo en el Rosendo Hernández terminó en escándalo, cuando fue insultado por algunos simpatizantes del Chivo. Que La 15 insultó primero, que fue Rossi el que lo hizo; la controversia creció. El descontento de los simpatizantes comenzó cuando Mati confesó no ser hincha de Chevrolet ni de ninguna marca, y que hasta evaluaría correr en Ford. Eso generó la tirria chiva.

Pero la paz llegó en el Gálvez. El núcleo de La 15 se juntó con Rossi el viernes a la tardecita en una casilla. “Vinieron ellos a poner paños fríos y a decirme que ellos no me había insultado”, explicó Mati. Al parecer los improperios surgieron desde otro grupo. “Me gustó que vinieran. No quiero tener malestar con nadie sin necesidad. Bastantes problemas tengo por hablar de frente como lo hago como para estar mal con la gente”, agregó Mati, distendido, en los cómodos sillones que están ubicados detrás del box del equipo Donto Racing.

Tras los insultos de San Luis, no fueron pocos los que intentaron hacer un parangón entre los hinchas del automovilismo y las barras bravas del fútbol. “No quieren eso”, dijo Rossi. Tras la charla la relación se recompuso y a partir de ahora habrá respeto mutuo y no más insultos.

Eso sí, Rossi no saldrá a gritar ahora a los cuatros vientos que es hincha de Chevrolet, ni mucho menos. “No voy a cambiar ahora después de lo que pasó. Sigo pensando lo mismo. No soy hincha de las marcas y no lo voy a ser. Pero no tengo por qué estar mal con la gente que me apoyó. Por ejemplo, La 15 no va nunca al TC 2000. Y en el 2006, cuando estaba por ser campeón con el Astra, fueron a la última fecha para alentarme”, comentó Rossi.

Ayer, tras la clasificación, Mati tenía una duda: parar o no parar adelante de La 15 hoy cuando se dirija a la grilla para la final (es un clásico que los pilotos se detengan delante de las tribunas de sus marcas). “Tengo ganas de parar. Y bueno, algunos me aplaudirán y otros me putearán. En todo caso freno un cachito y acelero de golpe, jaja”, bromeó.

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