Lionel, junto a su hermano Lisandro, colaborador del equipo
El marplatense culminó una floja temporada en el Turismo Carretera fuera del grupo de punta pese al triunfo conseguido en la apertura. Igual da vuelta la página y sostiene: “Tendremos un elemento de primerísimo nivel”
Asombra la deferencia con la que se saca fotos y firma autógrafos en la puerta de su box. Pero Lionel Ugalde lo hace feliz, con gusto y estimulado cuando algunos hinchas Fordistas lo reaniman a la pasada. Saben ellos que el marplatense no cumplió su mejor producción luego del subcampeonato conseguido en la temporada anterior. Y también está al corriente el propio piloto, lógicamente. La escueta sonrisa vale para delatarlo cuando El Atlántico, al fin, puede obtenerlo para hablar de aquello que tanto moviliza su fisonomía.
-¿Con qué sensación terminás el año?
-Mirá, en función del bajo rendimiento que tuve, estoy contento. En muchos circuitos, el auto con 30 kilos funcionó mejor desde que lo agarró Sebastián Mauriño. Hubo veces que clasifiqué más adelante, pero el motor no estaba a la altura de las circunstancias. Para esta carrera llegamos con un impulsor mucho más potente, aunque el auto no se mostró bien durante viernes y sábado. El domingo mejoró, pero ya era tarde; es muy difícil avanzar en el pelotón. De todas maneras, tengo mucha fe para el año que viene. Pienso que con el chasis de Mauriño y nuestro motor, que ya goza de una buena potencia, vamos a estar más adelante. Sin los 30 kilos, seguramente entre los diez desde que arranque el año.
-¿Cómo llegaste a comprobar la potencia?
-En un momento en el que quedé solo, creo que en la vuelta 10 o 12, les pedí a los chicos que midieran el ritmo con la punta. Es algo que siempre acostumbro a hacer, sin autos adelante. Y giré igual que (Mauro) Giallombardo. Pero era tarde, claro. Lo ideal sería tener ese auto el viernes o sábado, algo que nos está faltando. Por eso sabemos que cuando saquemos los kilos y acomodemos la geometría del auto en función a las medidas que Mauriño maneja para el equipo de Hugo Cuervo, vamos a tener algo muy bueno.
-Quedó demostrado que la principal referencia pasa por ellos.
-Sí. Por eso ya hicimos un arreglo con Mauriño, el técnico de esa escuadra. Es él quien determina gran parte del funcionamiento de los autos de ese equipo. Y la idea es tener una herramienta igual para el año que viene, como para que la información vaya y venga. Este año lo acomodamos un poco al Falcon. No es el mismo que uno de ellos y a veces hasta nos confundimos en la puesta a punto; algo que a ellos le funcionó no se manifestó de la misma forma con nosotros. Insisto, creo que acomodando eso tenemos que andar bien. Volveremos a tener un elemento de primerísimo nivel.
-En cuanto a los motores, seguirás apostando a los metales de Eric Vuga.
-Sí, sí. Recién en esta carrera llegamos a una potencia muy parecida a los autos de la marca que andaban bien. Estamos muy cerquita de potencia, casi igual. Nos queda mucho por trabajar, pero ya teniendo esta base me queda el verano para poder limar. Creería que vamos a arrancar con un cañón de motor. Le tengo una fe bárbara para el año que viene.
-Por último, ¿cómo estará conformada tu estructura en 2013?
-Además de Franco De Benedictis, el otro que iría al TC Pista es Juan Garbelino, piloto que también atendemos en el Mouras. Ya casi tiene el sí de la categoría. Y de esa manera, junto al mío, podríamos tener los tres autos el mismo fin de semana.
-De alguna manera es lo que buscabas, para no cansar tanto a los mecánicos…
-Sí. Se viaja mucho entre dos categorías y también es mucho el tiempo que se pierde para estar encima de los detalles “finitos”. Hoy no se puede regalar eso en el TC, porque peleamos muchos puestos por décimas. Quiero afinar la puntería y el sistema de trabajo con los tres autos juntos me lo va a permitir.
EL LIO DE LA GENTE
“El chabón es buenazo”, manifiesta un invitado al garage de Lionel Ugalde. Los hinchas de La 4, el aguante “organizado” del Ovalo, le pedirán sacarse fotos junto a una bandera de grandiosas medidas. Y… sí, habrá más. Firmas en remeras, papeles o lo que fuera. Todos implorando por un saludo que él, gentilmente, se acercará y devolverá como fiel muestra de afecto. “En la última carrera siempre es increíble el entusiasmo de la gente. Y hay que atenderla, porque es la que hace grande al Turismo Carretera. No son los autos ni los pilotos. El público le da ese fervor diferente a esta categoría desde hace 75 años. Muchos hacen un esfuerzo económico para poder pagar la entrada y merecen que uno se quede un ratito”, dice el piloto de 39 años.
-¿Qué te genera tanto reconocimiento hacia tu persona?
-Es lindo, porque la gente del TC se interioriza. Sabe que venimos de abajo, que hemos luchado para llegar a ocupar un lugarcito en la categoría. Y si bien no tuve un buen año en lo deportivo, la gente me acompañó igual. No sólo el público, sino también los anunciantes y amigos. Los mismos que el año pasado estuvieron pendientes de mi definición de campeonato. Todos están para acompañarme, saludarme y decirme que recupere el rendimiento. Porque, obviamente, quieren volver a verme adelante.
via http://www.diarioelatlantico.com
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