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jueves, 6 de diciembre de 2012

Las 500 Millas Argentinas de Rafaela se corrieron por primera vez en 1926 y la competencia se convirtió en una de las más tradicionales del automovilismo nacional. Allí ganaron desde Juan Manuel Fangio y Froilán González hasta el gran Luis Rubén Di Palma. Anécdotas, curiosidades y recuerdos imborrables lo que constituye sin dudas un hito del deporte de los fierros.




La carrera del tiempo


El Club Atlético Rafaela es conocido en la actualidad por su equipo de fútbol que juega en la primera categoría nacional. Pero hace un tiempo, más precisamente desde 1926 hasta 1975 el club santafesino era noticia por ser la casa de las 500 Millas Argentinas de Rafaela, una de las carreras más tradicionales e importantes en la historia del automovilismo argentino. Pasaron por ahí Juan Manuel Fangio, Froilán González, Jorge Cupeiro y Luis Rubén Di Palma, sólo por nombrar a algunos de los más destacados que alguna vez las ganaron.
Ya desde la primera versión, en 1926, casi 40 mil personas se distribuyeron alrededor del recorrido de unos 37 kilómetros que había que girar 21 veces para completar los 804 kilómetros que equivalen a 500 millas. No fue fácil ese 6 de junio. A las 7 fue la largada y minutos después de las 9 hubo que parar todo porque la lluvia y el viento eran tan fuertes que los autos se quedaban, los jueces no veían nada y el público no encontraba dónde resguardarse. Ese temporal se trasladó a la relación entre el Atlético y el Automóvil Club Argentino, el ente que fiscalizaba la competencia. 
Tardaron dos meses y 23 días en reiniciar la carrera. Desde cero. El pobre Domingo Bucci (luego ganador en 1929), quien lideraba en junio, vio cómo Raúl Riganti ganaba con un promedio de velocidad de 126,935 km/h. Para tener noción de la rapidez, las 500 Millas de Indianápolis de ese año las ganaron con un promedio de 153,860 km/h. 
En 1927, el progreso fue tal que Juan A. Malcolm mejoró la velocidad casi 20 km/h de promedio. El óvalo de tierra, que en realidad parecía un rectángulo con ángulos redondeados, tenía dos lados de 16,5 kilómetros y dos de 2,1, unidos por curvas que habían sido ensanchadas para facilitar las maniobras de los pilotos. 
Los autos eran de chasis finito y largo, con ruedas finitas si se las compara con las que se usan en la actualidad. Alrededor de la pista, la gente vestía de traje, sombrero y sobretodo, que volvían a sus casas u hoteles llenos de polvo y el olor a humo que tiraban los caños de escape de los autos. Estaban apenas a metros de los pilotos. Nunca pasó nada. Los tiempos los tomaban desde un tren que hacía de palco oficial y que estaba detrás del público. Ahí estaban un poco más a salvo pero igual volvían llenos de polvo.
El circuito fue el mismo hasta 1930. Ese año, en plena crisis nacional, se corrió, pero los autos no estuvieron a la altura. Apenas llegaron tres a la meta y dos ni siquiera lo hicieron en el tiempo permitido. No se volvió a hacer hasta 1935, ya en el circuito que quedaría en la historia como el mítico óvalo de Rafaela. Una nueva interrupción en 1940, a causa de la Segunda Guerra Mundial, hizo que no hubiera 500 Millas hasta 1947.
La posguerra tuvo sus años de oro con Juan Manuel Fangio como ganador en 1950. A bordo de un Talbot, tardó algo más de cuatro horas y media a una velocidad de 177.088 km/h promedio. José Froilán González abandonó ese año y tuvo que esperar hasta 1958 para ganarla con su Chevrolet. Y le tomó el gusto a la victoria porque repitió al año siguiente. 
Otro gran piloto de Fórmula Uno como Carlos Reutemann no la pudo ganar. En 1966, Jorge Cupeiro ganó la primera de sus tres 500 de Rafaela y dejó en el quinto puesto al actual político.
Hermanada con las 500 Millas de Indianápolis desde su surgimiento, en 1971, la Fórmula Indy organizó las 300 de Rafaela. Ya habían quedado lejos los prejuicios porque una ciudad pequeña como Rafaela y un club como el Atlético podían organizar un evento de nivel nacional, en principio, y de nivel internacional, luego. 
En 1975, Luis Rubén Di Palma ganó la última edición a un promedio de 214,642 km/h. Fueron 37 ediciones en 49 años que hicieron que las 500 Millas Argentinas de Rafaela entraran en la historia grande del automovilismo nacional. Quedarán para siempre las fotos de los pilotos que iban fumando en plena carrera, los volantes de cualquiera de los dos lados, según la época y los grandes campeones que tuvieron esta carrera como lanzamiento de su carrera internacional.

VIA http://elgraficodiario.infonews.com

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