Roberto Mouras siempre creyó que la carrera de su vida había sido el Gran Premio del Llano, una carrera de TC corrida en setiembre de 1976 gozó de una resolución épica: el Toro de Carlos Casares había perdido la primera etapa por casi dos minutos, y terminó ganando la carrera por una ventaja similar, descontándole la diferencia al poderoso equipo Ford oficial. Por supuesto, casi la pierde, a causa de una auténtica chiquilinada...
Nadie imaginaba que, a esa altura del año, una masa de aire polar coparía el cielo del sur de Córdoba. En el asfalto, Jorge Cupeiro pulverizaba los cronómetros marcando 241,487 km/h para el primer parcial, a 22 kilómetros de la largada en Laboulaye.
Pero la lluvia transformó la tierra en barro, y el frío cambió el agua por nieve. El Dodge de Cupeiro duró lo que una junta soplada y Chevrolet festeja (¡como ahora!) un sorpresivo 1-2 con Carlos Marincovich y Mouras, cuando el piloto de Arrecifes sufre problemas con un semieje antes de llegar a Jovita y se ve obligado a abandonar.
Así que Mouras queda al comando de la primera etapa, aquel sábado 4, pero una cubierta se pincha en el barro...
El Chevrolet (conocido como el “7 de Oro”) se encaja y el cambio del neumático demora cerca de cuatro minutos: para colmo, la goma de repuesto era lisa, y provocaba el deslizamiento o la llana patinada en el barro o el asfalto mojado.
A Laboulaye, Mouras retorna cuarto, a dos minutos y monedas de Traverso (que completa los 560 kilómetros de la primera etapa en exactamente 2 horas y 46 segundos, a 202,511 km/h), con Gradassi y Caíto Iglesias (todo el equipo oficial Ford capitaneado por José Miguel Herceg) completando el podio parcial.
Por la tarde, Mouras y su acompañante, Jorge Pedersoli, van a recorrer un tramo de la segunda etapa, prevista para el domingo, cuyo recorrido se había alterado. (Traverso no lo hará: se la explicará Gradassi más tarde).
Mientras recorren el tramo novedoso, el frío provoca una nevada repentina. Mouras y Pedersoli detienen el auto antes de una curva y se entretienen un rato jugando con la nieve... Al rato continúan. Al llegar a Laboulaye, deciden bajar la suspensión y acortar la suspensión del Chevrolet, para jugarse a todo o nada en la etapa final.
El domingo 5 de setiembre de 1976, el Toro se juega la vida. A causa del frío, los carburadores se congelan. “Los nuestros no –bromeaba Herceg- porque tenían calefacción y baño privado...”. Pedersoli bombea más nafta con una bomba auxiliar mientras va cantando las curvas.
Hasta que llegan a una para la cual no tiene la más mínima anotación. Mouras espera el santo, pero no llega. El Chevrolet termina contra el alambrado.
“Era la misma curva en la que, un día antes, habíamos parado a jugar con la nieve –acepta hoy Pedersoli- Tan entusiasmado estaba con la novedad, que me olvidé de anotarla en la hoja de ruta... Roberto me perdió la confianza y dejó de hacerme caso”.
Habrían perdido la carrera de no haber sido por la garra con que el piloto de Carlos Casares se entregó al camino, y por la “comodidad” de Traverso, que al llegar a la curva, que no había visto el día anterior, dijo:
-Oia... la pintaron de blanco.
Cuando se dio cuenta que no era producto del esfuerzo del municipio sino, simplemente, nieve, estaba fuera del camino.
Mouras arriba a Laboulaye con un neto de 2h37m04s5.
Gradassi emplea 2h41m23s2. Diferencia: 4 minutos 19 segundos.
Traverso tarda 2h43m31s. Diferencia: 6 minutos, 25 segundos.
“Cuando llegamos al parque cerrado, nadie sabía quién había ganado –remata Pedersoli- Entonces le preguntamos a Gradassi”.
-Me parece que la ganaron ustedes.
La suma de tiempos indicaba:
1º Roberto Mouras (Chevrolet) 5h27m18s
2º Juan María Traverso (Ford) a 2m13s
3º Héctor Luis Gradassi (Ford), a 12m12s
4º Ricardo Iglesias (Ford), a 12m53s
5º Eduardo Sáenz (Ford), a 19m59s
6º Enrique Bravi (Ford), a 28m09s
(“Ese fue el único Gran Premio que perdimos como equipo” subraya hoy José Miguel Herceg).
Pablo Vignone
Fuente www.carburando.com
VIA http://museomouras.blogspot.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario