La ACTC había informado el año pasado que como medida estricta visitaría los circuitos que el TC utilizaría 60 días antes para dar el ultimátum: o se corre, o no. Con Neuquén seguro lo hicieron, pero el problema de la tierra, la bendita tierra que fue uno de los problemas más criticados en el fatídico accidente de Guido Falaschi, no se solucionó. Desde el autódromo dijeron que iban a sembrar pasto al costado de la pista para que no volara tanta tierra. Sin embargo, el césped no se vio. La excusa fue que las semillas se volaron por el viento… El viernes fue el día que más se sufrió este asunto, al punto que hubo pilotos que opinaron sobre el tema con preocupación y determinación, como Matías Rossi, quien dijo que si “este problema continúa, habrá que dejar de venir”.
El sábado, los pilotos hablaron menos. Nada. Tal vez fue porque en la típica ceremonia después de la clasificación apareció Oscar Aventin, presidente de la ACTC. Quien piense mal dirá que fue un acto intimidatorio… “Hace poco en el NASCAR un motor voló a las tribunas, en un circuito donde un auto puede pasar por sobre el alambrado. No pasó nada, pero no escuché a ningún medio hablar sobre la seguridad y decir que había fallado algo. Está todo bien, pese a que para algunos cuando hablan del TC está todo mal…”, dijo el Puma. “Al que no le gusta correr con tierra, que no corra. Hay pilotos que con el Top Race fueron a correr a Comodoro Rivadavia con tierra y no dijeron nada. El TC compitió con agua y tierra y lo seguirá haciendo porque es su doctrina” cerró con su clásico estilo...
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