Gracias a esta profesión, mis manos tienen la oportunidad de probar multitud de coches: deportivos, burgueses, familiares, compactos, altos, bajos, alemanes, franceses… Muchos de ellos pasan más desapercibidos que Cher en el museo de cera. Otros, como el Volkswagen Polo WRC R que hoy pruebo, calan en mí, aparcando un grato recuerdo en ese garaje que tiene mi cuerpo llamado mente. Y no es para menos, puesto que el Polo R WRC es un vehículo inspirado en el arma que ha utilizado Sébastien Ogier para ganar el Mundial de Rallyes, y romper, de esta forma, con la hegemonía de Citroën tras nueve años de dominio absoluto.
Se trata de una versión de calle realmente exclusiva, ya que solo se fabricarán 2.500 unidades en todo el mundo -no más de 50 llegarán a España-, que equipa elementos que han sido homologados para ser montados en el modelo de competición. De ahí que esa cifra no haya sido elegida por casualidad -la FIA exige fabricar 2.500 unidades para que te deje homologar un coche con el que participar en el Mundial de Rallyes-. Este utilitario tan especial monta un capó formado por dos chapas de acero unidas por un polímero –llamado de tipo sándwich– capaz de ahorrar 1,9 kilos frente a otro convencional. Asimismo, los largueros delanteros del chasis, que han sido realizados en aluminio, han cambiado su posición para poder acoplar el motor.
En el primer vistazo que me regalan mis ojos ya sé que este Polo no es un coche cualquiera. Este WRC R, que es bastante más grande que el primer Golf GTI, ‘viste’ una pintura blanca con vinilos azules y plateados, colores de Volkswagen Motorsport; paragolpes delantero con amplias tomas de refrigeración y trasero con difusor, llantas de aleación ‘Cagliari’ de 18 pulgadas, que esconden pinzas de freno azules; inscripción R en la parrilla delantera y WRC en los laterales, y spoiler trasero en negro brillante con el número de serie impreso. Lo cierto es que el Polo WRC no oculta su origen…
Dentro también hay detalles exclusivos como las agujas del cuadro en azul, el volante en piel vuelta con guía central y achatado por la parte inferior, que sigo sin ver las virtudes de esta forma tan poco práctica; y los asientos realizados en el mismo material, aunque se echa en falta aditamentos algo más deportivos, falta que, obviamente, no se solventa con el logo WRC en la palanca de cambios.
Antes de poner en marcha el Polo WRC R para realizar la prueba, abro el capó. El vano motor acoge el motor 2.0 TSI turboalimentado y de inyección directa del Scirocco R, aunque en el utilitario rinde 220 CV en vez de los 265 CV de los que presume el coupé. Este caballaje hace que el Polo WRC se convierta en el modelo más potente de su categoría, tan solo superado por el brutal, y también mucho más caro, Audi A1 Quattro de 256 CV, que también probamos.
Tengo ganas de ponerme a rodar. Meto la llave, giro el contacto y su bloque empieza a trabajar. Su sonido es bronco y grave, pero no consigue producir en mí estímulos de satisfacción. Me pongo en marcha. La primera sensación que tengo de este 2.0 es que su rendimiento no se diferencia mucho del 1.4 turbo de 180 CV que monta el Polo GTI, que entrega antes el par y pesa 40 kg menos. Esta impresión cambia radicalmente cuando la aguja empieza a subir de vueltas… ¡Este bloque empuja como pocos en esta categoría! La prueba está en que es una décima más rápido que el mismísimo Volkswagen Golf GTI MK7, como indica su paso de 0 a 100 km/h en tan solo 6,4 segundos. Además, la entrega de potencia es bastante lineal y tienes fuerza desde muy abajo, por lo que la zona de uso es muy amplia, y, encima, su sonido se convierte en un rugido al acelerar a fondo… Ahora sí, mi boca esboza una sonrisa de placer que no se diluye cuando veo que el consumo medio no es disparatado para un coche de gasolina de 1.324 kg de peso con un motor 2.0 de 220 CV: 8,8 l/100 km.
Echo mano al cambio manual del Volkswagen Polo WRC R- no existe la opción de montar el automático DSG- y aprecio que el guiado es preciso y rápido, aunque con recorridos algo largos.
Lo que sí me ha parecido realmente buena es la dirección: es muy directa, comunicativa, precisa y mucho más dura que el resto de la gama. Eso sí, con el coche parado cuesta moverla. Parte de culpa la tienen sus grandes zapatos que acogen neumáticos 215/35 R18.
Gracias a la prueba del Volkswagen Polo WRC R he podido comprobar que la suspensión es bastante dura, pero no llega a ser seca. La amortiguación McPherson delantera y semiindependiente trasera es todavía más firme que la de los Polo y Golf GTI. A pesar de ello absorbe bien las irregularidades del asfalto y, además, gracias a este tarado, que no llega a moler tus riñones, el vehículo tiene un extraordinario comportamiento dinámico. Además, es realmente noble y la zaga no da susto alguno.
La versión de calle del campeón del mundo tiene un precio de 34.860 euros (configurador). A pesar del completísimo equipamiento de serie (faros Bi-Xenón autodireccionales con luz diurna LED, radio-navegador RNS 315 con pantalla táctil de 5″, climatizador automático, difencial XDS, luz de giro, ParkPilot, regulador de velocidad y sensor de lluvia –no está disponible ni como poción el sistema automático de encendido de luces-, entre otros) que trae el Volkswagen Polo WRC R, son muchos euros a pagar por un utilitario, y más cuando el Polo GTI vale 10.000 euros menos. Ahora, cierto es que este coche, que se fabrica en Navarra en exclusiva, equipa tecnología aplicada a la competición, y eso se paga. Como también se paga la exclusividad de poseer un coche que solo tendrán 2.499 personas más en todo el mundo.
Lo mejor
+ Aceleración
+ Comportamiento dinámico
+ Equipamiento de serie muy completo
+ Aceleración
+ Comportamiento dinámico
+ Equipamiento de serie muy completo
Lo peor
- Solo disponible en carrocería de 3 puertas y en color blanco
- ESP no sea desconectable
- Precio
- Solo disponible en carrocería de 3 puertas y en color blanco
- ESP no sea desconectable
- Precio
Texto: Hugo Valverde
Fotos: Álex Aguilar
Fotos: Álex Aguilar
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