Con este deportivo la marca italiana ha seguido su propio camino y ha creado un coche diferente a todos. La cualidad técnica que destaca sobre las demás es que usa un bastidor de fibra de carbono que apenas pesa 65 kilos, una solución que hasta ahora solo habían empleado coches de la categoría del McLaren 12C. Los 4C se montan en la fábrica de Maserati en Módena. El motor va detrás de los asientos y es un cuatro cilindros 1.8 turbo de 240 CV. Puede no parecer gran cosa, pero es que el coche pesa 895 kilos. Mide solo 4 metros de largo y en su desarrollo la ligereza ha sido de capital importancia. Lleva un rápido cambio de doble embrague con levas en el volante y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos (más rápido que un Ferrari F355 de 1994, que lo hace en 4,7) y la dirección no lleva ningún tipo de asistencia. Solo con verlo y conocer estos datos, muchos se lo comprarían sin mirar nada más.
Al abrir la puerta se ve abajo parte del bastidor de la fibra de carbono. El interior es amplio y es fácil encontrar la posición perfecta regulando el volante y el asiento. El asiento del copiloto no se puede mover, curiosamente la regulación para el pasajero es una opción. No lleva palanca, sino botones para manejar el cambio. Basta con pulsar el 1 (equivalente a la D de otros coches) para ponerse en marcha. La dirección sin asistencia (para ahorrar peso) tiene un tacto muy directo. Eso sí, maniobrar en parado exige manipular con fuerza el volante. La suspensión es firme sin llegar a ser incómoda y el motor es enérgico. Y como es normal en un superdeportivo con motor central, la visibilidad a través de la luna trasera es casi nula. O sea que mejor pedirlo con avisadores acústicos.
Como el Giulietta, lleva el selector DNA, para elegir entre los modos All Weather, Normal, Dynamic y Race. Con el escape deportivo opcional, el 4C es muy ruidoso y su rugido es llamativo y grave, bastante espectacular. No pasa desapercibido para los peatones, que lo disfrutan más, ya que en el interior puede acabar cansado en un viaje largo. Esta mecánica Alfa es muy poderosa y sube de vueltas con fiereza, aunque a veces resulta áspera y poco progresiva. En todo caso conviene conducirlo en un circuito para comprobar que es un deportivo muy serio. Ligero, inmediato, muy ágil, con un paso por curva al alcance de muy pocos deportivos. El frontal se siente vivo y alerta, la trasera muy estable. Por supuesto, gana velocidad muy deprisa, pero lo que más impresiona es su capacidad de frenada, como en los coches de carreras.
El 4C apenas tiene rivales en el mercado. Un Porsche Cayman (60.500 euros) es menos directo y radical, aunque más cómodo para usar a diario, y su motor bóxer y su cambio PDK es superior. Con su reducida producción y su carácter, el 4C (desde 54.500 euros) nos parece un juguete para clientes que ya tienen en el garaje algún poderoso deportivo y quieren experimentar con este bellísimo concentrado de esencias italianas.
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