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domingo, 29 de enero de 2012

Alonso encandila con su presencia en La Graciosa

Alonso encandila con su presencia en La Graciosa

El piloto de Ferrari y su equipo entrenaron con sus bicicletas de montaña por los caminos de arena de la octava isla

 
Alonso, fotografiado a su llegada al muelle de Órzola.
Alonso, fotografiado a su llegada al muelle de Órzola. fernando hernández
D. RIVERO
ARRECIFE
 A los gracioseros se les conocen también en Lanzarote como los italianos porque cuenta el dicho popular que durante muchos años los barcos pesqueros de la octava isla lucían los mismos colores que los de la bandera italiana. "Ahí llegan los italianos", gritaban cada vez que asomaba un pesquero por la entrada del muelle de Caleta de Sebo.
Un clamor parecido se oyó también el pasado sábado cuando se corrió la voz entre los gracioseros de que el equipo italiano de Ferrari, encabezado por los pilotos Fernando Alonso y Felipe Massa, acababa de desembarcar en el puerto para continuar con su preparación física de cara al inicio de la nueva temporada de Fórmula 1.
"Llegaron con sus propias bicicletas de montaña en el barco de Líneas Romero y tras cambiarse en el mismo puerto emprendieron la marcha por el interior de la isla". Fernando Páez fue uno de los gracioseros que pudo ver de cerca al bicampeón del mundo que apenas llegar al muelle se perdió por los caminos de arena de La Graciosa.
Los pilotos de Ferrari no han dejado de salir en bicicleta desde que llegaron a Lanzarote el pasado miércoles. Una rutina de casi tres horas diarias encaminada a potenciar sus piernas y brazos antes de subirse a su nuevo monoplaza.
Sobre las dos de la tarde, los miembros de Ferrari regresaban al puerto para reponer fuerzas tras una intensa jornada de pedaleo. "Yo sé que los vi por la playa de La Concha", señala Roque, uno de los propietarios de los jeeps que ejercen como taxis en el Archipiélago Chinijo.
El almuerzo a base de ensalada y pescado, como no podía ser de otra forma si se viaja a este pequeño rincón del Atlántico, tuvo lugar en el restaurante El Varadero, situado junto al puerto. Luisa y Juani, dos vecinas de La Graciosa, no dudaron en dejar sus cosas para tirar para el muelle con la intención de fotografiarse junto al asturiano. "A mí me dijeron que había sido un poco seco con la gente pero conmigo estuvo superamable", señalaba ayer Luisa. Pasadas las tres de la tarde, eran los otros italianos los que abandonaban La Graciosa entre los aplausos de sus compatriotas.

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