Valentino Rossi ha hecho frente hoy a una de las situaciones más comprometidas de su carrera deportiva: después de ilusionarse con el espejismo vivido ayer, ha tenido que hacer frente a una cruda realidad: se reconoce incapaz de adaptarse a la Ducati.
Los resultados de Valentino Rossi son malos, pero peor aún es el ambiente de su entorno, que se ha contagiado de un pesimismo indisimulable. La otrora alegre pandilla de compinches que formaba el Fan Club es ahora un grupo que sigue con la misma determinación de siempre a Rossi, pero sin emoción ni intensidad. Son el mejor barómetro para medir la verdadera realidad por la que pasa Valentino, mientras éste, con una voluntad y una responsabilidad encomiables, sigue poniendo buena cara a estos malos momentos, cumpliendo sus obligaciones con los medios como en los días de mayor gloria. Aunque Rossi insiste en que el problema está en la moto, no en él, y nadie de los suyos se ve capaz de llevar la contraria a lo que diga Valentino. Y esa posición es la que le ha llevado a enfrentarse con Ducati, haciendo añicos la luna de miel que ambos disfrutaban. La relación con Ducati se ha tensado, y aunque Rossi mantiene las formas, son sus palabras las que mejor reflejan la situación. Filippo Preziosi, el ingeniero que ha diseñado la Ducati Desmosedici GP12, esa moto "que no puedo pilotar", ha dejado de ser Filippo para convertirse sólo en Preziosi, nombrando su apellido con la frialdad de la distancia.
La esencia del problema es el mismo en cualqjuier condición: “Es difícil meter la moto en curva, tanto con freno como sin él. No tengo suficiente velocidad de paso, y pierdo mucho tiempo", repite una y otra vez sin descanso. Esta declaración se está convirtiendo en una repetida muletilla, que ya suena a música vieja, De momento nadie se atreve a poner sobre la mesa lo que muchos piensan y todos callan (callamos): ¿Ha llegado Valentino al final? Lo que resulta indudable es que ha decidido no asumir riesgos inútiles con una moto que no la transmite confianza: "Para tomar riesgos necesito sentir la moto y poder tener todo bajo control. Para mí éste es el principal problema", confesaba, admitiendo que no está en condiciones de rendir al máximo: "Los deportistas de alto nivel, también los pilotos, para llegar al máximo de su condición mental necesitan tener la moto en perfectas condiciones, y disfrutar, y que todo funcione", asegura.
Los que conocen bien a Rossi y su forma de trabajar, elogian su capacidad para evolucionar y mejorar las motos, una cualidad que ha demostrado en los últimos años. Pero también saben que la precisión del método de trabajo de Rossi exige una respuesta perfecta de la moto, que la Ducati está lejos de alcanzar en estos momentos. Y una de las principales quejas de Rossi es que el método de trabajo en Ducati no es el adecuado. Cada parte está firmemente asentada en sus posiciones. La solución, si la hay, no es fácil, y no pasa por una prematura salida de Valentino.
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