(EFE).- El fin de semana en el Circuito de Motmeló ha dejado estampas para la esperanza para un Ferrari que ha dado muestras de un claro crecimiento y la incorporación de una nueva escudería (Williams) al grupo de los potenciales aspirantes al triunfo.
Parecía un círculo privado y exclusivo el formado por Ferrari, Red Bull y McLaren, donde a fuerza de tesón y de un trabajo incansable han llamado a la puerta y han entrado con todos los honores Mercedes, Lotus y Williams.
Todos ellos, excepto Lotus, han llevado una vez a uno de sus pilotos a lo alto del podio esta temporada. Falta Lotus, pero tarde o temprano, Kimi Räikkönen y Romain Grosjean deberían sumar los 25 puntos después de un arranque de campeonato en el que ambos ya han pisado el podio y se están mostrando muy competitivos.
Es el mundial de la alternancia. Cinco pruebas, cinco ganadores. El último, el venezolano Pastor Maldonado, un piloto que ha cubierto en Barcelona el gran premio soñado por todo corredor: 'pole' el sábado más victoria el domingo. La 'pole' le llegó por un nuevo exceso de McLaren, que dejó el depósito seco para que Lewis Hamilton diese la vuelta de su vida en Q3.
La escudería británica le hizo parar el coche después porque no llegaba al garaje y los comisarios, tras deliberar el sábado por la noche, interpretaron una trampa en McLaren y su consiguiente descalificación, por lo que Hamilton salió último y, consecuentemente, el corrimiento de toda la parrilla, que dejó a Maldonado primero y a Alonso segundo.
Alonso, todo un experto en salidas, no decepcionó en el Circuito de Catalunya y metió su coche líder en la primera curva. Ambos cabalgaron bastantes vueltas en solitario, apretados por los Lotus, y con los Red Bull y McLaren bastante atrás, aunque Hamilton, en una nueva exhibición del gran piloto que es, acabó la carrera octavo.
En los cambios de ruedas, en la conservación de los neumáticos y también en la estrategia, Williams fue netamente superior a Ferrari, que tocó con los dedos la segunda victoria de la temporada (ganó en Malasia), aunque al final el segundo puesto de Alonso (18 puntos) permite al español emparejarse a 61 puntos en lo alto del mundial con Sebastian Vettel (Red Bull).
Ha sido un fin de semana glorioso para Williams y para Pastor Maldonado. Williams hacía ocho años que no se hacía con la victoria (114 en su historial, es la tercera, tras Ferrari, 217, y McLaren, 176), cuando el colombiano Joan Pablo Montoya ganó en Brasil en el 2004.
Pastor Maldonado, de 27 años, fulmina en un fin de semana con una representación excepcional la mejor de sus 24 actuaciones, que antes había sido un octavo lugar este año en China. Maldonado vivió ayer su gran día y en Venezuela lo festejaron por lo alto, no en vano era la primera que uno de los suyos subía a lo más alto del podio de la F1.
Quedó también para la historia el reconocimiento que el segundo y tercero (Alonso y Räikkönen) hicieron al campeón de Maracay, cuando ambos lo alzaron a hombros en el podio del Circuito de Catalunya.
Con la aparición de Maldonado en el grupo de ganadores, el mundial se abre un poco más y la emoción se incrementa. Hacía años que la Fórmula Uno no vivía un arranque de estas características, con tantos pilotos con opciones al triunfo y tan diversificada la victoria.
Ahora queda por confirmar la firmeza del Ferrari de Alonso en otras pistas. El año pasado, quinto en Barcelona, Alonso fue doblado por los cuatro primeros, y después en Mónaco tuvo la victoria en sus manos, si no se hubiese neutralizado la carrera.
El trabajo y los objetivos en Ferrari parecen alcanzados a corto plazo. El jefe del equipo, Stefano Domenicali, emplazó a los suyos a despertar, después de muchas crisis, tras las cuales a la escudería italiana no le tiembla el pulso si tiene que rodar cabezas (Aldo Costa y Chris Dyer).
Y Ferrari parece haber despertado, tanto que hace unas semanas en Baréin el coche de Alonso estaba a un minuto de Vettel y ayer en Barcelona el Red Bull de Mark Webber acabó doblado. "Probablemente nadie lo entiende; nosotros tampoco", sentenció Alonso.
La siguiente cita será Mónaco, dentro de dos fines de semana, un trazado donde más que nunca una 'pole' poco menos que vale casi una victoria, dado que en el circuito monaguesco los adelantamientos son casi imposibles, y donde el valor de la prueba está mucho más centrado fuera que dentro de la pista. EFE
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