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viernes, 31 de agosto de 2012

Eau Rouge, la más legendaria y desafiante curva de la Fórmula 1


Tras un reciente contrato firmado, Spa y Eau Rouge estarán en la F1 hasta por lo menos el 2015.. Foto: Getty Images

Pilotos, periodistas y muchos fanáticos coinciden en que en el pintoresco circuito belga de Spa-Francorchamps tiene tal vez el sector más difícil y desafiante del calendario de F1. Se trata de la legendaria curva de Eau Rouge.
Su nombre, que en francés significa "agua roja", proviene de un arroyo cercano al sector que cuenta con esa tonalidad, aunque según un mito, ese color es por la sangre de los pilotos que perdieron la vida transitándola.
Inaugurado en 1922, el circuito de Spa fue diseñado por Jules de Their y Henri Van Ophem, quienes adaptaron caminos existentes y los transformaron en un autódromo. Eau Rouge tuvo un parcial origen natural, al contrario de los autódromos actuales, y en 1939, tras el descenso y el giro a la izquierda, le fue añadida la curva en subida a la derecha, llamada "Le Radillion".
Con 14 kilómetros de extensión, Spa-Francorchamps debutó en el primer campeonato de Fórmula 1 en 1950, comenzando con una larga fraternidad con la categoría que se interrupió en 1970, debido a que la F1 ya dejaba de lado los circuitos largos por considerarlos inseguros y en ciertos casos obsoletos.
El GP de Bélgica pasó a disputarse a partir de 1972 en el moderno Nivelles (ya desaparecido) y en Zolder, donde correría la Fórmula 1 hasta 1982, cuando falleció el canadiense Gilles Villeneuve.
A partir del año siguiente, la categoría vuelve a un renovado Spa de 7 kilómetros de extensión, donde la curva logra permanecer y se convierte en el sector más interesante del circuito, tras la eliminación de lugares peligrosos como el curvón de Malmedy y la chicana de Masta, de recorrido similar al de Eau Rouge.
En 1985 ocurre uno de los peores accidentes acontecidos en ese sector, cuando en la famosa carrera de los 1000 km de Spa de prototipos perdió la vida el alemán Stefan Beloff. Sin embargo, también a partir de ese año la Fórmula 1 comienza a afincarse permanentemente. Ayrton Senna logra la primera de sus cinco victorias en Spa, y según confesó una vez, "conversaba con Dios" cada vez que sorteaba la difícil curva de Eau Rouge.
El año 1991 marcó la última victoria del brasileño en el circuito, donde casualmente debutó el último dueño de Spa, Michael Schumacher. El alemán logró al año siguiente su primera victoria y en 2004 se consagró campeón, además de ser el piloto con más victorias en el trazado belga, con seis victorias.
En una F1 actual con circuitos diseñados y artificiales, Spa-Francorchamps resiste con su mezcla de belleza y desafío, y refresca con su "agua roja" lo más puro y tradicional de la Fórmula 1.

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