James Hunt (1947 – 1993) fue un piloto de Formula 1, campeón mundial en 1976. No es primordialmente conocido por este hecho, sino que más bien por su vida fuera de las pistas.
La leyenda cuenta que Hunt era un mujeriego, con gran debilidad por el alcohol y sobretodo a los cigarrillos, llegando a fumar 40 de estos cilindros al día. La historia cuenta que la leyenda es real.
Sus comienzos fueron a bordo de un MINI, donde se hizo el apodo de “Hunt the shunt”, algo así como “Hunt el tortazos”, por su gran habilidad de sufrir múltiples y variados accidentes. Un día, un joven noble, Lord Hesketh lo vió correr y usó su dinero para llevar a Hunt a la máxima categoría. Es así como a bordo de un March debuta en la Formula 1. Más tarde, Hesketh crea su propia escudería, donde la estrella era obviamente Hunt.
En 1976, Hunt llega a McLaren, donde lucha carrera a carrera contra Niki Lauda, de Ferrari. En esta temporada, Lauda se accidenta gravemente, terminando con el rostro desfigurado por las quemaduras que le provocó. El accidente le sirvió a Hunt para recortar ventaja con Lauda y llegar así con 3 puntos de desventaja frente al piloto de Ferrari.
JAPÓN
En Japón se realizó la última prueba de la temporada 76, con Lauda en primera posición y Hunt segundo, a 3 puntos. Comienza la carrera y después de una vuelta, Lauda se retira por miedo a la lluvia, quizás con su accidente en Nürburgring aún fresco en sus recuerdos. En este punto surge uno de los mitos más famosos de la Formula 1 y que nadie ha confirmado ni descartado jamás: La traición del Monte Fuji. Se supone que los pilotos estuvieron de acuerdo en no correr y retirarse de la prueba si es que algún elemento externo ponía en riesgo sus integridades, por lo que Lauda, siguiendo este pacto se retiró, pero Hunt continuó. Vale decir que Lauda y Hunt fuera de la pista eran grandes amigos.
Cuento corto, Hunt acabó la carrera en tercera posición y con esto, lograba su primer y único campeonato de la Formula 1. Más tarde se retiró de la Formula 1 y de las competiciones en general, debido a los avances tecnológicos que le quitaban lugar a la habilidad del piloto.
FUERA DE LA PISTA
Quizás, lo más atractivo de Hunt no era su estilo de conducción, a pesar del “shunt”. En esos tiempos, la Formula 1 permitía y era normal que los pilotos y mecánicos fumasen en el paddock, no usaran trajes antiflama, etc. Era normal ver a Hunt fumando incluso dentro de su auto, minutos antes de correr. Hunt sufría quiebres nerviosos antes de correr, tiritaba, a veces tan fuerte que incluso su monoplaza vibraba debido a esta reacción nerviosa. Luego la adrenalina y testosterona lo llenaban. Y corría. Muchas veces, después de un accidente, y al ver lo cerca que estuvo de la muerte, volvía a pits y vomitaba desconsoladamente.
Hay historias que cuentan que, una semana antes del Gran Premio de Japón, donde definía el título, invitó a su habitación de hotel a 33 azafatas de British Airlines. Sus fiestas con el entonces campeón del mundo en motociclismo, Barry Sheene duraban semanas, de hecho Sheene acompañaba a Hunt en la fiesta de una semana con aeromozas británicas. Sheene, más tarde contó que Hunt bajaba al lobby del hotel y cada vez que llegaba una azafata, él la abordaba y la llevaba a su habitación. Y todas decían que sí.
Finalmente, una vez retirado, con 2 divorcios a cuestas (su primera esposa lo dejó por Richard Burton) y, a la edad de 45 años, le pidió matrimonio a una presentadora de televisión que apenas tenía la mitad de su edad. Ella aceptó. Horas más tarde, ese mismo 15 de junio de 1993, Hunt muere de un colapso masivo.
“Hunt” y “Lauda” son dos apellidos que se harán comunes para los fanáticos del séptimo arte. El próximo año se estrenará la película “Rush”, dirigida por Ron Howard (el código Da Vinci, una mente brillante) que trata sobre la amistad y rivalidad entre estos dos pilotos, centrada en el campeonato mundial de 1976. Esperemos que sea la primera película de gran calidad sobre la Formula 1. No todos los autos son rápidos y furiosos.
Dejo aquí un resumen del GP de Japón de 1976, donde Hunt se proclama campeón del mundo de la Formula 1. Verán, también, el Tyrrell de 6 ruedas. De culto.
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