José María Pommarés
El piloto Mariano Werner, ganador este domingo de la histórica carrera del Súper TC 2000 en el circuito callejero de Buenos Aires, contó que "en la vuelta de honor" vio "la imagen" de su hermano, Gabriel, fallecido en 2007 en un trágico accidente en la Fórmula Renault.
"En la vuelta de honor vi la imagen de mi hermano, Gabriel. El triunfo fue para él, que me guía desde el cielo", confesó Mariano Werner en diálogo con Télam el día posterior de su victoria.
Gabriel Werner falleció en noviembre de 2007, cuando, como director deportivo de su equipo de la Fórmula Renault (función que había heredado de su padre, José), sufrió un accidente cuando estalló una cubierta de competición mientras intentaba inflarla.
Mariano, campeón ese mismo año de la categoría "escuela", pasó en 2008 al equipo Toyota del entonces TC 2000, ahora Súper TC 2000, en la que este domingo consiguió su cuarta victoria: había ganado en 2009 en Chaco, Neuquén y los 200 kilómetros de La Plata.
"A pesar de que ya había ganado, lo de este domingo fue especial, diferente. Era un trazado nuevo, en un lugar tan simbólico... Lo disfruté muchísimo, pura adrenalina. Ir a 240 kilómetros por hora por la 9 de Julio sin que te hagan una multa es genial", se rió.
"Por eso en la vuelta de honor festejé tanto. Vi la imagen de mi hermano y el triunfo fue para él, pero también lo celebré con la gente en las tribunas porque, lo que digo, fue especial", agregó Werner, quien también confesó que una vez que cruzó la bandera a cuadros se emocionó "hasta las lágrimas".
En el desahogo de Mariano Werner, de 24 años, también viajaron las decepciones de los últimos tiempos ("venía con el paso cambiado", aseguró) y el nerviosismo de los giros finales, cuando su auto empezó a acusar algunos problemas de temperatura.
"Soy muy creyente, pero la verdad es que no tuve tiempo ni de rezar -indicó-. El auto venía con problemas de temperatura y en un momento pensé que me podía hacer abandonar".
"Encima -agregó-, mi compañero de equipo, Matías Rossi, había quedado afuera por el mismo inconveniente. Pero tuve a la fortuna de mi lado y llegué a la bandera a cuadros. Más allá de este tema, la verdad es que el equipo me entregó un auto bárbaro".
Respecto de la experiencia de correr en el circuito callejero de la Ciudad de Buenos Aires, Werner contó que estuvo practicando "en un simulador" pero que "no era lo mismo".
"Nunca es igual, porque por ahí llegás al día de la carrera, te meten una modificación en el circuito y se termina toda la teoría. Pero bueno, había que hacerlo y me sirvió", dijo el entrerriano, con su voz "finita" y pausada, en la entrevista con Télam.
Werner dijo además que los neumáticos también le fueron motivo de preocupación: "Con estos nuevos motores (V8, 430 caballos de fuerza), las gomas sufren mucho, se desgastan más. Pero al final aguantaron y cumplí con una intuición que tuve antes de la carrera, que iba a sumar puntos gordos para el campeonato", dijo.
El piloto, campeón en karting zonal de Río Paraná en sus inicios, quien recorrió todas las "divisiones inferiores" del automovilismo nacional, concluyó con un recuerdo de su infancia.
"Cuando estaba en Sexto grado, me trajeron de la escuela a visitar el Cabildo. Ayer, cuando a cada vuelta pasaba por delante de ese lugar con un auto de carreras, pensaba en eso. Fue una experiencia impagable. . Y ganar, emocionante", cerró.
Gabriel Werner falleció en noviembre de 2007, cuando, como director deportivo de su equipo de la Fórmula Renault (función que había heredado de su padre, José), sufrió un accidente cuando estalló una cubierta de competición mientras intentaba inflarla.
Mariano, campeón ese mismo año de la categoría "escuela", pasó en 2008 al equipo Toyota del entonces TC 2000, ahora Súper TC 2000, en la que este domingo consiguió su cuarta victoria: había ganado en 2009 en Chaco, Neuquén y los 200 kilómetros de La Plata.
"A pesar de que ya había ganado, lo de este domingo fue especial, diferente. Era un trazado nuevo, en un lugar tan simbólico... Lo disfruté muchísimo, pura adrenalina. Ir a 240 kilómetros por hora por la 9 de Julio sin que te hagan una multa es genial", se rió.
"Por eso en la vuelta de honor festejé tanto. Vi la imagen de mi hermano y el triunfo fue para él, pero también lo celebré con la gente en las tribunas porque, lo que digo, fue especial", agregó Werner, quien también confesó que una vez que cruzó la bandera a cuadros se emocionó "hasta las lágrimas".
En el desahogo de Mariano Werner, de 24 años, también viajaron las decepciones de los últimos tiempos ("venía con el paso cambiado", aseguró) y el nerviosismo de los giros finales, cuando su auto empezó a acusar algunos problemas de temperatura.
"Soy muy creyente, pero la verdad es que no tuve tiempo ni de rezar -indicó-. El auto venía con problemas de temperatura y en un momento pensé que me podía hacer abandonar".
"Encima -agregó-, mi compañero de equipo, Matías Rossi, había quedado afuera por el mismo inconveniente. Pero tuve a la fortuna de mi lado y llegué a la bandera a cuadros. Más allá de este tema, la verdad es que el equipo me entregó un auto bárbaro".
Respecto de la experiencia de correr en el circuito callejero de la Ciudad de Buenos Aires, Werner contó que estuvo practicando "en un simulador" pero que "no era lo mismo".
"Nunca es igual, porque por ahí llegás al día de la carrera, te meten una modificación en el circuito y se termina toda la teoría. Pero bueno, había que hacerlo y me sirvió", dijo el entrerriano, con su voz "finita" y pausada, en la entrevista con Télam.
Werner dijo además que los neumáticos también le fueron motivo de preocupación: "Con estos nuevos motores (V8, 430 caballos de fuerza), las gomas sufren mucho, se desgastan más. Pero al final aguantaron y cumplí con una intuición que tuve antes de la carrera, que iba a sumar puntos gordos para el campeonato", dijo.
El piloto, campeón en karting zonal de Río Paraná en sus inicios, quien recorrió todas las "divisiones inferiores" del automovilismo nacional, concluyó con un recuerdo de su infancia.
"Cuando estaba en Sexto grado, me trajeron de la escuela a visitar el Cabildo. Ayer, cuando a cada vuelta pasaba por delante de ese lugar con un auto de carreras, pensaba en eso. Fue una experiencia impagable. . Y ganar, emocionante", cerró.
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