Tras firmar un meritorio segundo puesto en el circuito de Misano, Valentino Rossi aprovechaba su fin de semana libre para ponerse a los mandos de un Ferrari 458 Italia GT3. Lo hacía para competir en las Blancpain Endurance Series, una competición de resistencia que se inició el año pasado y que cuenta con seis pruebas que se disputan en los más míticos circuitos europeos. En concreto, el nueve veces campeón corrió enNürburgring para el equipo Kessel Racing, con Alessio Salucci –el inseparable Uccio- y Andre Ceccato como compañeros de equipo.
A pesar de que lo suyo son las dos ruedas, Valentino firmó un meritorio noveno puesto en la categoría de GT3, así como el decimonoveno, de un total de 50 pilotos, en la clasificación general. Y es que a ‘Il Dottore’ le gusta tontear con las cuatro ruedas: lo hizo en 2006 corriendo en la prueba de Nueva Zelanda del WRC a los mandos de un Subaru, ha participado en varias ediciones del Monza Rally Show y, hace cuatro temporadas, se puso a los mandos del F1 de Ferrari. Este episodio desató una serie de rumores de que Rossi podría colgar el mono para pasarse al automovilismo, pero eran más ganas de los ‘tifosi’ de ver a un italiano en la Scuderia que otra cosa.
Pero, como ya sabemos, Valentino volverá el año que viene a Yamaha, por lo que se acabaron las pruebas y los actos promocionales asociados Ferrari, una de las pocas desventajas de abandonar Ducati, tras dos años aciagos. Puede que cuando el italiano cuelgue definitivamente las botas se pase definitivamente a los coches, pero por ahora, con sus 33 años de edad, ha dejado claro que le queda cuerda para rato.
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