"Las cosas pueden cancelarse en un flash", añadió.
El australiano no dejó ver esperanza sobre el hecho de que los pilotos tengan algún peso en el asunto, a pesar de haberlo discutido.
"Al final somos todos seres humanos. Tenemos moral. Tenemos nuestro modo de ver las cosas", dijo Webber, quien se opuso a la carrera el año pasado cuando más de 30 personas murieron en enfrentamientos entre manifestantes opositores encabezados por chiíes que buscaban la caída del Gobierno.
"Intenté mirar las noticias para tener una idea más equilibrada y no estar demasiado corrompido por información falsa. Yo quiero correr. Pero hay que decir que no se puede ignorar el hecho de que todos nosotros queremos ir despacio y no involucrarnos en los problemas", agregó.
Los gobernantes suníes de Bahréin han presentado al gran premio como una fuerza unificante y un generador de aportes indirectos de 400-500 millones de dólares a la economía local, por lo que están decididos a llevarlo a cabo.
El director comercial de la F1, Bernie Ecclestone, dijo que la carrera seguiría adelante a menos que autoridades deportivas locales decidieran cancelarla, por lo que cualquier suspensión tendría que ser provocada por hechos en lugar de consideraciones éticas.
Aunque la F1 quiere ganar amigos y nuevas audiencias, no ha mostrado mucha preocupación sobre la situación de los lugares en los que corre, viajando a grandes premios en Sudáfrica bajo el Apartheid y a Argentina durante el Gobierno de una junta militar en la década de 1980, siguiendo rutinariamente el camino del dinero.
(Editado en español por Damián Pérez)
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