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lunes, 30 de abril de 2012

Rally Argentina: Loeb y un triunfo de escritorio Decisión del equipo. Loeb ganó el séptimo Rally de Argentina. Un récord para un fuera de serie. Pero la orden de Citroën de que debía ganar el campeón tiñó de gris una carrera estupenda


El equipo de Loeb festeja. Una decisión en un escritorio le aseguró el Rally Argentina 2012. (Foto: AP)

Hubo un momento en el que la carrera cambió su circunstancia. Fue en el último parque de servicios cuando los autos volvieron a Villa Carlos Paz y los pilotos se tomaron unos minutos para reunirse con su comando central. En el box de Citroën, Sebastien Loeb y Mikko Hirvonen siquiera cruzaron palabra, pero salieron de allí con una consigna. Sabían lo que debían hacer. Minutos después, Mikko perdería por cinco segundos el Especial entre Mina Clavero y Giulio Cesaredespués de haberle peleado mano a mano toda la carrera a Sebastien.
En el Especial 17, fueron casi iguales hasta losúltimos cinco kilómetros del tramo. Entonces, cuando las pantallas dejaron de marcar el parcial, entre la última referencia y la llegada, en tierra de nadie, pasó lo que debía pasar. Citroën había impuesto su ley.
No fue lo mismo ganar así, confesaría luego Loeb ante Mundo D (ver nota). Se había quedado con su séptima corona en Argentina pero esta vez fue bajo la tutela de su poderoso equipo. El secreto a voces fue la comidilla del parque de servicios durante toda la jornada de ayer: Citroën había dado la orden de que el francés debía ganar el 32º Rally de Argentina.
En la previa, nadie se hubiera animado a anticipar cuándo Hirvonen aflojaría. El finlandés había salido a correrle a Loeb desde la mañana y cuando a ambos les volvió a tocar la pasada Mina Clavero-Giulio Cesare estaban separados por nada. Pero la certeza existía. En algún momento, antes del final, el finlandés bajaría el ritmo y le serviría en bandeja el séptimo Rally de Argentina a su compañero.
Son las reglas del juego, afirman los conocedores más viejos; los que entienden que un fuera de serie como Loeb tiene ya los pergaminos para imponer condiciones, sea quien sea su compañero. Importa poco si Hirvonen –o quien sea– trabaje con enjundia para superar al mejor de la historia y esté a un paso de lograrlo. Ayer, en Villa Carlos Paz, la frialdad del festejo del piloto francés dejó en claro que a veces el deporte profesional también parece infectado de burocracia.
Faltó la sangre argentina
Si la emoción grande quedó archivada por una decisión de Citroën, la que podrían haber dado los pilotos locales faltó con aviso. Sólo Marcos Ligato se animó a presentar batalla en el Grupo de Producción, pero no fue capaz de mantener un andar que despertara en los cordobeses una identificación. Faltaron los autos locales con sus nuevos Maxi Rally, que no fueron homologados para esta oportunidad y que bien podrían ser parte del show el año que viene.
No es lo mismo sin argentinos acelerando en los caminos cordobeses. Sobre todo si Loeb y Citroën tienen planeado seguir con su trabajo. A la pasión cordobesa hay que darle de comer con buenos ingredientes, más allá de la inercia que produce la sola mención de la palabra “rally” por estas tierras.

1 comentario:

  1. Esta es una de las carreras memorables para quedar en registros de eventos en la historia de las carreras

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